LONGEVIDAD: UNA BUENA NOTICIA
Hay que repetirlo una y mil veces. Mejor dicho, habría que explicar que se trata de la mejor de las noticias. Pero no es lo que está pasando. A menudo se tiñe el alargamiento de la vida de un color tenebroso, un escenario donde emergen riesgos de todo tipo, con dos protagonistas principales, dinero y salud, que se retroalimentan y neutralizan. La falta de salud cuesta dinero, la falta de dinero pone en riesgo la salud.
En esta misma dirección, y en el ámbito de análisis estratégicos de las organizaciones y los territorios, es mucho más frecuente situar la longevidad en la zona de las debilidades o amenazas, frente a situarla como fortaleza u oportunidad. Es una pregunta que conviene hacerse, ¿en qué zona del DAFO sitúa nuestra organización la longevidad? Seguramente, habremos leído frases como “el tsunami del envejecimiento de la población”, “debilidad de una plantilla envejecida”. Pero raramente nos encontraremos con expresiones del tipo, “la fortaleza que representa la experiencia de un equipo realmente veterano”, “contamos con una base clientes ya mayores que saben y expresan claramente lo quieren”.
¿Qué está pasando? ¿Es un estorbo el conocimiento adquirido durante décadas? ¿Acaso deseamos vivir menos? Las respuestas a estas preguntas son demasiado obvias. Pero la respuesta a la buena noticia de la democratización de la longevidad no tanto. El problema de base es que el modelo de vida acuñado en el siglo XX, y especialmente su modelo productivo en relación a la edad ha quedado obsoleto. Ha envejecido, pero mal. La vida contemporánea ha superado el modelo de las tres edades, una edad para prepararse, otra para producir y la tercera para cerrar la vida, con un final previsto entre los setenta y los setenta y cinco años.
La época actual, de una longevidad sin precedentes, con esperanzas de vida próximas a los 90 años, y con horizonte creciente, se desarrolla en un campo que va a reescribir sus reglas de juego. Esta nueva longevidad, si bien pone en cuestión los equilibrios pre-existentes, es sobre todo una fuente de oportunidades. En primer lugar, para las personas, y esta es la principal clave, ya que ofrece dividendos de edad. Se vivirán más años, para hacer, compartir, producir, aprender, y disfrutar. Las generaciones de +50 están preparadas para este cambio, y aspiran a aprovechar al máximo cada uno de sus días.
Simultáneamente es una excelente oportunidad para toda la sociedad, que va a poder beneficiarse de esta capacidad si articula la manera inteligente de hacerlo, y deja de pensar y tratar a los mayores como improductivos. En Euskadi habrá más de 1 millón de personas mayores de 50 años en 2028. Esto va a requerir de cambios estructurales, que afectarán a nuevos modelos laborales, que flexibilicen y compatibilicen formación, trabajo, conciliaciones, pensiones, y retribuciones a lo largo de la vida.
Por último, va a ser una fuente de crecimiento para toda la esfera productiva, que va a tener que desarrollar una nueva generación de productos y servicios, tanto para acompañar a sus clientes a lo largo de más años, como para atender necesidades no cubierta actualmente. Una demanda que va a provocar el surgimiento de nuevas empresas, que van a poder extender su saber hacer por los mercados internacionales, el fenómeno de la longevidad es global y se van a requerir soluciones en cualquier parte del mundo.
Para esto nace Plataforma50, para compartir esta buena noticia, y orientarla en clave de oportunidad a las organizaciones que quieren situarse en la vanguardia de los mercados de la longevidad.
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