KANDY, LA ABUELA MOCHILERA
«¿Cuántos años tienes?, me dicen…Tengo los que me quedan por vivir. ¿Y mi ilusión: seguir viviendo la vida intensamente»
Kandy empezó a recorrer el mundo tras su jubilación y con ello encontró su felicidad y anima a más personas de su edad a unirse a estas y otras experiencias que permitan vivir la longevidad con plenitud. Un claro ejemplo de envejecimiento activo que ha resultado muy enriquecedor. Y lo que es más: todo un descubrimiento para su protagonista, a la vez que ha ampliado la mirada sobre el colectivo senior, su fuerza latente y capacidad transformadora, algo que desde el punto de vista de oportunidad no debieran ignorar ni las empresas ni la sociedad en general. Y en lo que respecta al ejemplo de Kandy, un toque de atención sobre las posibilidades adicionales que ofrece el turismo de las personas de más de 50 años.
Cándida García Santos, viuda de 83 años, es una mujer conocida por todo su entorno como “Kandy, la abuelita mochilera”. Natural de Íscar, Valladolid, la vida le llevó hasta su localidad actual, Motril (Granada), donde ejerció de abogada hasta su jubilación a los 66 años. En ese momento se replanteó su vida y decidió desarrollar su verdadero sueño: “dar la vuelta al mundo”, dando lugar a un ejemplo de vitalidad y superación con el único objetivo de responder a uno de sus grandes mantras: “vivir la vida intensamente”, saborearla al máximo y lograr lo que ella considera como plena felicidad y dar sentido a esta etapa vital.
Ella lo tuvo claro desde que tenía 20 años cuando sus padres regentaban un camping en Oiartzun donde “trataba con muchos viajeros que realizaban aventuras increíbles. Yo quería hacer lo mismo y algún día lo conseguiría”.
Y así fue. Su viaje en solitario por el mundo hace 17 años con la única compañía de su inseparable mochila y un presupuesto ajustado en la que los albergues y medios de transporte públicos iban a ser su infraestructura básica, se inició en Argentina (llegó hasta Ushuaia), prosiguió en Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, continuó por Centroamérica, EE. UU. (Nueva Orleans, Nueva York, Los Ángeles y San Francisco), Nueva Zelanda y Australia, para dar el salto a Asia (Hong- Kong, Vietnam, Camboya, Tailandia, Nepal e India donde finalizó). Tras 9 largos meses de viaje de turismo activo y de inmersión regresó a casa físicamente extenuada pero llena de un bagaje experiencial impagable.
Pero su viaje no terminó allí. Por el contrario, fue el comienzo de algo imparable. Lejos de calmar su espíritu viajero, la vuelta al mundo no hizo sino aumentar sus ganas de conocer nuevos lugares, nuevas gentes y nuevas costumbres. Su gran compañera, su mochila, estaba repleta de vivencias e ilusiones que, a día de hoy, con 83 vitales años y subiendo, la mantienen fuerte, extremadamente motivada y con ganas de seguir lanzándose a nuevas aventuras viajeras que la permitan seguir descubriendo el mundo. Como ella declaró: “Di la vuelta al mundo, regresé a casa y me replanteé mi vida”.
Kandy ha visitado ya en estos diecisiete años más de 70 países, los cinco continentes, se ha integrado en culturas muy dispares, hecho innumerables amig@s en todos los rincones del mundo y ha vivido algunas de las experiencias más sorprendentes de su vida. Ha querido volver además a los países que más le han impactado y entre ellos especialmente la India, donde ha estado por el momento en doce ocasiones.
Decidió además no sólo compartir su experiencia con su familia (con su hijo único y su pequeña nieta), una experiencia para ella vital, extraordinaria, de enorme riqueza, y que, de haberla intuido antes, sin duda la hubiera iniciado desde su juventud, sino abrirla a otras personas de la misma edad. Deseaba animarlas a descubrir a través de los viajes que la vida no sólo sigue, sino que ofrece una felicidad plena si somos capaces de vencer nuestros temores e ideas limitantes asociadas a la vejez. Como ella dice: “El miedo son las barreras que nosotros mismos nos ponemos”.
Y lo ha hecho a través de vías muy diversas: escribiendo un libro autobiográfico de la que entiende su mejor etapa vital, “La abuelita mochilera” (2009) que resultó todo un éxito. Lanzó seguidamente su propio blog e intensificó su presencia en redes sociales donde relata sus viajes. De esta forma, se convirtió en todo un referente nacional del envejecimiento activo, gracias a su exultante salud, inquietud y vitalidad.
Pero la cosa no ha quedado sólo ahí. Kandy, que siempre fue solitaria por voluntad propia, que no impuesta porque como ella pregona: “la soledad cuando no es impuesta es maravillosa”, ha dado un paso más. Se ha adentrado en el mundo del turismo senior. Decidió convertirse en guía de viajes de personas mayores, organizando de forma altruista desde hace años salidas y rutas de viaje por el mundo impregnadas de su particular filosofía de vida.
Su experiencia está animando a otras personas jubiladas a seguir su ejemplo de envejecimiento sano y enriquecedor demostrando que los sueños pueden cumplirse a cualquier edad cuando se goza de salud, inquietudes y ganas.
La jubilación es sólo un hito en el camino que abre múltiples oportunidades y puede convertirse en una de las mejores etapas de la vida… “Si no pueden correr, caminen, pero no se queden en casa”, invita Kandy a todos aquellos que desean escucharla. Porque viajar cambia sin duda la vida y ella lo sabe. No es una cuestión de edad ni de generaciones, sino una cuestión de decisión personal…
A la vista de este y otros casos similares, en Plataforma50 nos surgen diversas preguntas: ¿Está siendo capaz la industria turística de entender en toda su profundidad las aspiraciones del segmento mayor de 50 años para proporcionarle una respuesta adecuada? ¿Está realmente aprovechando todo su potencial? ¿Está suficientemente conectado con él o con una parte relevante de él? En definitiva, ¿está aplicando una mirada estratégica sobre este gran colectivo, nada homogéneo sino todo lo contrario, de una amplia diversidad, tal y como Kandy nos está mostrando?
Para saber más:
@abuelitamochilera
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